martes, 14 de febrero de 2012 | By: Crócale

Volver a empezar.

Se levantó de la cama, posó el libro que (no) estaba leyendo encima del álbum de fotos; y fue caminando lentamente hacia la puerta, parándose unos segundos para tomar aire. Le costaba admitir que, después de tantos años, alguien consiguiese formar en su interior sentimientos tan contrarios y opuestos; pero, a la vez, tan iguales y necesarios entre ellos como el aire para quien respira.

Años atrás, muy lejos de allí, se enamoró perdidamente de alguien que la llevó por el camino de la amargura. Agonía eterna. Ella creyó, durante mucho tiempo, que las cosas cambiarían. Nunca cambiaron y tuvo que irse. No huyó, pero necesitaba otro escenario, otros planetas, otra gente para volver a recuperar la confianza en el mundo y, lo que era aún más importante, en sí misma.

Respiró hondo y abrió la puerta. Él estaba allí, inmóvil, ajeno a tantas cosas que aún tendría que descubrir.

Para ella, la frialdad terminaba ahí. Y eso, era más importante que una declaración de amor eterna porque había recuperado la capacidad de sentir.

2 comentarios:

Un pájaro en la tormenta dijo...

Hola de nuevo, parece que te reinventas también en la cibergalaxia a fuerza de nuevos intentos. Eso está bien, mejor, genial.. Date aire y no dejes que los fantasmas del pasado expolien la frescura que ya robaste al rocío.. He inventado una voz que declama tus escritos al yo leerlos..., y me gusta oirla.. Un abrazo

Hasonante dijo...

Es precioso enamorarse de alguien frío como el hielo y ver cómo se derretirse de vez en cuando por ti.

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