domingo, 12 de febrero de 2012 | By: Crócale

Cubriste de sangre mi cama.

Añoro esas tardes de inspiración,
cuando la propia vida era capaz de salvarme,
cuando las noches gritaban poesía
y tus ojos, reflejados en el agua, me miraban.

Ahora, amor, noto tu distancia.
Ahora, desamor, destrózame con tu alma;
porque ya no quedan alas,
ya no quedan manchas de latidos en la almohada.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Great !!!1

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